Cuando tenía 18 años, comencé a interesarme por llevar una alimentación vegetal pero realmente era algo que veía lejano o complicado. En ese momento mi cabeza no estaba del todo enfocada en un cambio profundo porque mis intereses estaban dirigidos a cuestiones físicas y de imágen personal.
Como verás, mi forma de alimentarme saludable era como lo que ves en la foto: tomando un refresco cuya marca me reservo pero seguro te imaginas cuál es.
A los 20 años, tuve la oportunidad de vivir sola en Buenos Aires y pensé que ese era mi momento para empezar alimentarme con vegetales. Hacía tiempo, atesoraba un libro de cocina naturista de los años ´90, tenía recetas súper sabrosas y tentadoras pero sentía que aquello era demasiado para mí. De todas formas, dentro de mis recetas máximas estaba el wok de verduras con salsa de soja (lo más fácil de hacer cuando se empieza). Me seguía pareciendo complicado sostener el hábito porque estudiaba, trabajaba y básicamente no tenía tiempo.
La cuestión fue que decidí ir a la nutricionista para que me guiara en el proceso. Recuerdo que me planteo una lista (creo tener por algún sitio el papel aún) con alimentos que podía comer y me aconsejó comer cosas «light» como quesos light, yogures light y también comer verduras y frutas. Traté de ponerle lo mejor de mí pero no pude lograr del todo llevar ésta guía.
El tiempo pasaba y el objetivo seguía ahí prsente, como una misión adentro de mi ser.
A los 23 años me fui a vivir con mi novio (hoy mi marido) al sur de Argentina y así fue como tome las riendas en la cocina. Él es profesor de yoga y también estaba con ganas de comenzar una alimentación vegetariana como estilo de vida, así que ésto fue muy fácil de llevar porque los dos estábamos apuntando a los mismos objetivos.
Un buen día, conocí en plena noche vieja en una reunión con amigos, a una señora que era vegetariana y nutricionista. Allí mismo le pregunté todas y cada unas de mis dudas, fue gracias a ella que seguí investigando y comprometiendome con mi alimentación desde otro lugar.
En ese año (2009) y por primera vez, descubrí la palabra VEGANO leyendo artículos en internet. La información que había en ese momento en español no era la misma que hoy existe y está disponible, así que siempre caía en los mismo artículos de Unión Vegetariana Española los cuales me ayudaron muchísimo. En ese momento, realmente no entendía de qué se trataba ésto de los veganos y hasta pensaba que «era gente muy extraña o extremista» que no comía huevos o queso (porque yo aún siendo vegetariana sí comía huevos y queso, algo muy incoherente de mi parte siendo vegetariana, ¿no?).
Lo interesante de éstas experiencias personales es ver cómo se crece y se aprende en el día a día, porque con el tiempo comprendí perfectamente de que se trataba el VEGANISMO.
Desde hace años, ésta filosofía de vida es mi filosofía de vida. Más allá de lo que pensaba en ese momento, hoy comprendo a las personas que piensan diferente a mí o toman para sus vidas otras filosofías aún sea comiendo carne.
Pensar diferente es válido porque cada persona transita diferentes caminos y experiencias. Aquello que pensamos y creemos válido para nosotros, tiene que ver con lo que conocemos y experimentamos en nuestra vida.
En 2012, seguí buscando respuesta a mis preguntas más profundas y conocí la alimentación viva.
Tenía 26 años, estaba en pleno proceso de búsqueda de algo que me haga sentir mejor en todos los niveles. Un amigo de mi novio, que estaba a tope llevando un estilo de vida basado en frutas, verduras, semillas, frutos y que me había contado su experiencia y el cambio que había hecho en su vida. Compartió información como libros, recetas, tips, data concreta que hizo que me sumergiera en un cambio total de mi vida.
Fue un momento revelador, un cambio que tuvo eco en la mente, el cuerpo, el corazón y absolutamente todo mi ser.
Fue un reset positivo que me trajo hasta aquí y a la creación de Beku Viva en 2013.
Como veras, mi cambio ha sido un proceso de años. Un proceso que se fue dando gracias a mis aprendizajes constantes y mi convicción de querer algo genuino para mí.
Un proceso consciente, que se fue masticando e incorporando en todo mi ser de forma paulatina y sin apuros.Acompañado en todo momento de profesionales de salud.
A veces me ponía súper mal, porque creía que nunca llegaba a donde quería y la verdad es que no hay que llegar a ningún sitio solo vivir la experiencia y transitarla lo mejor posible.
Mi tip fue avanzar poco a poco para dar pasos firmes y seguros, sostenibles en el tiempo. Te animo a que tú también te animes a dar pasos poco a poco, sin apuros y que encuentres aquello que te haga sentir bien.
De mi parte puedo ayudarte en el proceso creativo de platos vegetales y de organización en la cocina.Te invito a mis talleres y cursos online con el objetivo de acompañarte en la experiencia.
Un fuerte Abrazo, Beku.